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Aprende y enseña a sentir las emociones y los sentimientos como parte fundamental de la educación de


Esta semana he tenido una reunión muy interesante con varias mujeres. Entre ellas, las responsables de la Fundación Balia, de la que soy consejera, que trabaja desde hace más de 15 años para la mejora de la calidad de vida de niños en riesgo de exclusión social en nuestro país. Se sumó a la mesa otra mujer a la que sigo desde que soy madre, Begoña Ibarrola, escritora de cuentos para los más pequeños, psicóloga y conocedora de la educación infantil. Estamos inmersos en un proyecto muy interesante para editar un libro que espero vea la luz pronto. Ha salido de lo importante que es incluir la gestión de las emociones en la educación de los niños en los colegios. Algo que para muchos ya es materia viva en el día a día. Las instituciones no invierten demasiado en aplicar las habilidades socioemocionales en la sociedad. Algo esencial como saber qué nos pasa y por qué. Conocer, identificar, aplicar y desarrollar conceptos como la asertividad, la empatía, motivación o gestión de las emociones. Eso que parece imprescindible para afrontar una vida con mejor actitud y fantásticos resultados académicos y sociales, incluso médicos o económicos, está ausente en la mayoría de las carreras universitarias de nuestro país. Los profesores tienen –a no ser que sea por iniciativa propia y vocacional– muy poca preparación para evaluar de manera metódica y contrastada las habilidades emocionales de los niños. En gran parte es porque la sociedad tampoco ha aprendido a hacerlo. Diferentes investigaciones confirman que el éxito en la vida depende un 20% de las competencias cognitivas y un 80% de las habilidades emocionales. ¿Cómo es posible entonces, que algo que es de sentido común sea una gran laguna en la base de la educación de nuestro país? ¿Cuándo decidimos los humanos que mostrar nuestras emociones, miedos y anhelos era signo de debilidad y vulnerabilidad? Los profesores tienen poca preparación para evaluar las habilidades emocionales de los niños. Vamos contra corriente, estoy convencida. Lo que más me anima, porque soy hija de maestra y sé lo vocacional de los docentes, es que dentro de cada educador hay un deseo de crear un entorno social, que surja de las habilidades y competencias de cada niño. Una gran labor de muchos maestros que apuestan más por educar personas que por llenar de datos los cerebros de sus alumnos. Afortunadamente cada vez hay más proyectos educativos que incluyen de manera troncal la educación emocional, como es el caso de Balia, cuyos resultados apuntan que los niños que reciben educación emocional mejoran su rendimiento escolar y se relacionan de manera más fácil. Sigamos en ello porque todo esto da en qué pensar.

Tomado de: http://www.mujerhoy.com/celebrities/corazon/201603/14/aprende-ensena-sentir-anne-igartiburu-20160314122325.html


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